El impacto de la propagación de las enfermedades animales en la fauna silvestre 

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Según lo indica un nuevo informe, las enfermedades que afectan a los animales domésticos en todo el mundo – como la peste porcina africana (PPA) y la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) – también están poniendo en peligro la sanidad de la fauna silvestre. Esto supone una importante amenaza para la biodiversidad y amenaza los esfuerzos de erradicación de estas enfermedades. Estas conclusiones se desprenden del último Informe sobre la situación de las enfermedades de la fauna silvestre, elaborado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), la publicación periódica que analiza los datos del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS), la plataforma desarrollada por la OMSA para recolectar y compartir con el público los datos zoosanitarios mundiales. 

Entre enero y junio de 2024, 55 países y territorios notificaron 3 800 brotes en los animales silvestres, con más de 11 500 casos registrados y 151 especies silvestres afectadas por ocho enfermedades. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el 10 % de estas especies se encuentra en peligro de extinción, La IAAP y la PPA, dos de las enfermedades que más afectan a los animales domésticos, se consideraron responsables de la mayoría de los brotes registrados: 659 y 2 863, respectivamente. 

La IAAP amenaza a los animales en peligro de extinción

Si bien entre 2005 y 2023 la IAAP provocó la muerte y el sacrificio masivo de más de 557 millones de aves de corral en todo el mundo, esta enfermedad se detectó por primera vez en la Antártida en el 2024. 

Varias enfermedades animales amenazan a la fauna silvestre, pero la IAAP resulta de particular peligrosidad para los animales en peligro de extinción. De hecho, la IAAP afectó a 13 de las 15 especies en peligro de extinción mencionadas en el informe, con casos especialmente alarmantes en el Taipéi Chino, donde murieron cinco espátulas de cara negra, cuya población se calcula en 2 200 animales adultos. Otros casos observados: un halcón sacre en Hungría (población estimada entre 12 200 y 29 800 ejemplares) y 12 pingüinos de “Jackass” en Sudáfrica (con una población estimada de 41 700 ejemplares, existentes sólo en el sur de África)

Aunque la IAAP suele afectar tanto a aves domésticas como silvestres, esta enfermedad también se ha detectado en varias especies de mamíferos silvestres, lo que suscita cierta preocupación debido a su potencial zoonótico y a su creciente capacidad de propagación entre las especies. Desde hace varios años, los expertos siguen de cerca este fenómeno y, hasta la fecha, la IAAP sólo ha afectado de forma ocasional a los seres humanos: sobre todo a personas que trabajan o viven en contacto estrecho con animales, con una capacidad limitada de transmisión entre personas.

Repercusiones de la PPA en la fauna silvestre 

La peste porcina africana (PPA) es la enfermedad más difundida en la fauna silvestre, en términos de brotes notificados a la OMSA durante el periodo, y la segunda con mayor impacto en los animales en peligro de extinción (una de las 15 especies en peligro de extinción). 

Actualmente, la PPA afecta a millones de cerdos y jabalíes en todo el mundo. Con un importante número de muertes y las correspondientes medidas de contención -incluidas las restricciones a los desplazamientos de animales y al comercio-, la PPA supone una amenaza mundial para la ganadería y la seguridad alimentaria. Además, según lo indica el informe, resulta cada vez más difícil de erradicar, ya que en muchas regiones del mundo se ha establecido un ciclo selvático epidemiológico (basado en la fauna silvestre). 

En Filipinas, a causa de la PPA, murieron 24 jabalíes verrugosos de Bisaya, una especie que sobrevive hasta hoy en pocas islas del archipiélago. La OMSA indica que, desde una perspectiva más amplia, la reducción de los suidos silvestres podría representar un problema ecológico no sólo en términos de conservación, sino también por el posible aumento de las tensiones entre los principales depredadores, que se enfrentan a un acceso restringido a los alimentos en su entorno natural. 

Por último, este informe destaca la interdependencia subyacente entre los ecosistemas, puesto que la sanidad de los animales silvestres está profundamente vinculada con la de los otros animales, con el medio ambiente e incluso con los seres humanos. Al establecer sistemas de notificación y vigilancia de las enfermedades de todo el espectro zoosanitario, salvaguardamos el ganado, la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la salud humana, lo que en última instancia representa una inversión de cara a un futuro más sano y sostenible.