Mientras actualizaba los datos anuales de su país sobre el uso de antimicrobianos en animales, la Dra. Stéphanie Sourget – jefa de la sección de cuarentena y sanidad animal del servicio de inspección veterinaria, alimentaria y fitosanitaria de Nueva Caledonia- se sorprendió al descubrir pruebas del cese real de las importaciones de piensos medicamentosos en el país en tan solo dos años. Sabiendo que se habían adelantado campañas de formación y sensibilización sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM) era razonable esperar que muchos agricultores, proveedores de alimentos y veterinarios estuvieran informados de los riesgos relacionados con la RAM. 

Aún más importante, la Dra. Sourget observó que entre 2022 y 2023, la cadena de suministro de la producción porcina de Nueva Caledonia había dejado por completo de importar piensos medicamentosos. Tras hablar con representantes de la cadena de suministro, constató que este cambio significativo no tuvo ningún impacto negativo en los productores ni en la sanidad animal, ni condujo a un mayor uso de otros antimicrobianos. 

Los datos son claros: según se informa en ANIMUSE, en 2023 las importaciones de antimicrobianos en Nueva Caledonia se redujeron en un 44 %, pasando de 873 kg a 485 kg. La no importación de piensos medicamentosos en 2023 explica el descenso global en un 93 % de las importaciones de antimicrobianos.

Los piensos medicamentosos son piensos mezclados con medicamentos o sustancias terapéuticas. Se utilizan para tratar o prevenir enfermedades en los animales, o para promover su crecimiento. En Nueva Caledonia, la carne de cerdo ocupa el tercer lugar entre las industrias cárnicas, después de la de vacuno y la avícola, y abastece a todo el territorio de productos porcinos frescos. Si bien, históricamente esta industria había sido una gran consumidora de piensos medicamentosos, ya no lo es. 

El gráfico presenta las importaciones de antimicrobianos a Nueva Caledonia en kilogramos, con descensos del 34 % en 2022 y del 44 % en 2023. El 93% de la disminución en 2023 se atribuye al cese de las importaciones de piensos medicamentosos. 

Una tendencia general hacia la reducción de antimicrobianos 

Nueva Caledonia presenta una historia de éxito que se inscribe plenamente dentro de los progresos del sector de la sanidad animal en la contención de la RAM y que se deriva de un esfuerzo de colaboración impulsado por los servicios veterinarios nacionales, con numerosas actividades de sensibilización en torno a la RAM, dirigidas a proveedores de piensos, ganaderos y veterinarios. El resultado mereció la pena, como señala la Dra. Sourget, 

La decisión de detener la importación de piensos medicamentosos fue tomada por las partes interesadas del sector porcino y se tradujo en una reducción de 335 kg en la importación de antibióticos contenidos en los piensos. Esta cifra representa casi la totalidad de la disminución de las importaciones de antimicrobianos en Nueva Caledonia entre 2022 y 2023. Una de las sorpresas fue poder detener completamente la importación de piensos medicamentosos en solo dos años.

Dra. Sourget, jefa de la sección de cuarentena y sanidad animal del servicio de inspección veterinaria, alimentaria y fitosanitaria de Nueva Caledonia.

«Aunque nos preocupaba el riesgo de que esta modificación en la alimentación de los lechones pudiera causar altas tasas de mortalidad, lo que podría haber tenido importantes repercusiones económicas para el sector, nos complace constatar que todo va bien, tanto desde el punto de vista de los ganaderos como de los distribuidores de piensos -que han registrado una reducción del crecimiento de sólo 1 kg- como desde la perspectiva de la sanidad animal».

La Dra. Coralie Lussiez, jefa de la división de bioseguridad del servicio de inspección veterinaria, alimentaria y fitosanitaria y Delegada de Nueva Caledonia ante la OMSA, se une al entusiasmo de la Dra. Sourget:  «Estamos muy satisfechos con los resultados de nuestras campañas y esfuerzos: un logro importante que pretendemos mantener en los próximos años. Este avance también constituye un excelente ejemplo de la colaboración intersectorial de «Una sola salud». De hecho, además de comunicarnos ampliamente con diversas partes interesadas para concienciar sobre los riesgos de la RAM, hemos participado en investigaciones sobre la presencia de bacterias resistentes en Nueva Caledonia, colaborando estrechamente con los sectores de salud humana, medioambiental y de la investigación». 

La importancia de la bioseguridad

El caso de Nueva Caledonia es también un ejemplo de buen aprovechamiento de oportunidades y recursos. Al igual que en otras partes del mundo, las autoridades han tenido que prepararse en los últimos años contra la propagación de la peste porcina africana (PPA). Como parte de las medidas de prevención para mantener el estatus libre de la enfermedad, entre 2020 y 2023, los representantes de los criadores de cerdos y la asociación privada de veterinarios organizaron varias formaciones sobre bioseguridad contra la PPA en granjas porcinas, gracias al apoyo de los servicios veterinarios locales y a la ayuda financiera de las provincias y la agencia rural. La Dra. Stéphanie Sourget señaló: «Pese a que esta campaña de sensibilización se centró más en la amenaza de la PPA, contribuyó a difundir consejos sobre buenas prácticas generales de bioseguridad, que también ayudan a los ganaderos a mejorar sus prácticas para limitar los riesgos sanitarios». 

El servicio de inspección veterinaria, alimentaria y fitosanitaria está dispuesto a compartir con todas las partes interesadas los resultados de esta estrategia coordinada que también están disponible en ANIMUSE, la base de datos desarrollada por la OMSA que recoge y publica datos y estudios sobre el uso de antimicrobianos en todo el mundo. Al proporcionar este recurso, ANIMUSE anima a los responsables a tomar decisiones basadas en datos y así reducir el uso de antimicrobianos.

En Nueva Caledonia, nuestro compromiso con la reducción del uso de antibióticos en el ganado se remonta a 2015, cuando comenzamos a enviar datos a la OMSA a través del proyecto ANIMUSE. Acceder a datos y cifras detallados en la plataforma ha reforzado aún más nuestra dedicación a este objetivo.

Dra. Coralie Lussiez, jefa de la división de bioseguridad del servicio de inspección veterinaria, alimentaria y fitosanitaria y Delegada de Nueva Caledonia ante la OMSA.

Con miras a reducir el uso de antimicrobianos se necesita una alternativa a los fármacos y los piensos medicamentosos, como demuestra el esfuerzo de Nueva Caledonia por mejorar las medidas de bioseguridad. El Dr. Morgan Jeannin, jefe de proyecto del Departamento de la RAM de la OMSA, encontró en esta historia algunas ideas útiles para el futuro:  «Es muy alentador ver que las medidas de bioseguridad han tenido un impacto transversal y duradero en las buenas prácticas agrícolas. Se trata de principios fundamentales por los que abogamos al más alto nivel, como demuestra la resolución aprobada en las Naciones Unidas del pasado mes de septiembre. Es maravilloso ver los efectos reales sobre el terreno de la aplicación de estos principios»

Más información sobre ANIMUSE

La lengua azul es una enfermedad vírica transmitida por vectores que afecta a los rumiantes (ovejas, vacas y cabras) y se transmite por la picadura de los mosquitos mordedores o jejenes. Aunque históricamente, se trata de una enfermedad endémica en  zonas tropicales y subtropicales, en las que la temperatura y la humedad son ideales para la supervivencia de los jejenes, a finales de los años 1990, comenzó su migración hacia la cuenca mediterránea y el sur de Europa.

El análisis de los datos del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS) muestra que el virus se desplaza lentamente hacia el norte, a Europa central y septentrional. Se trata de una zona donde no se esperaba la supervivencia del vector dadas las temperaturas más bajas y la diferencia de entornos. Esta modificación en la distribución geográfica de la enfermedad hizo que, entre 2007 y 2010, 28 países europeos notificaran más de 58.000 brotes inesperados de la enfermedad. El año 2023 fue testigo de epizootias similares en las latitudes más altas de Europa debido a la aparición de un nuevo serotipo del virus de la lengua azul, el serotipo 3, cuya presencia se observa actualmente en algunos países europeos. 

Mapa 1: Propagación del virus de la lengua azul en Europa (2005 – 2024) 

El mapa muestra las zonas administrativas de los países europeos que, desde 2005, han notificado en WAHIS nuevos brotes del virus de la lengua azul. 

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) sigue de cerca la propagación del serotipo 3 del virus de la lengua azul, particularmente peligroso y causante de altas tasas de mortalidad en el ganado ovino. Si bien esta enfermedad no afecta la salud humana, puede resultar devastadora para los medios de subsistencia de ciertas comunidades. Su impacto en los animales, en términos de mortalidad y reducción de la producción de leche, además de las pérdidas indirectas y de su impacto en las actividades comerciales o de control de la enfermedad, hacen que los ganaderos se sientan particularmente vulnerables frente a las consecuencias de esta enfermedad.

El reto que representan los serotipos múltiples

Con más de 27 serotipos identificados en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OMSA, se trata de un virus difícil de controlar puesto que cada serotipo tiene un desarrollo distinto en su hospedador y que, por lo tanto, las vacunas o la inmunidad adquirida contra un serotipo no brindan la debida protección contra otro serotipo. En este contexto, los eventos epizoóticos antes mencionados relacionados con el serotipo 8 (observados en Europa entre 2007-2010) tienen una dinámica epidemiológica diferente a la del serotipo 3, detectado en muchos países europeos entre septiembre de 2023 y octubre de 2024. 

Un cambio de las enfermedades transmitidas por vectores 

La propagación del virus de la lengua azul desde el norte de África hasta el sur, el centro y el norte de Europa es un ejemplo de cómo el cambio climático, la adaptabilidad del hábitat del vector, la densidad de la población animal, la distribución geográfica y los distintos desplazamientos interactúan para cambiar el patrón de la enfermedad. 

Para que una enfermedad transmitida por vectores llegue a una nueva zona geográfica, el vector debe ser capaz de sobrevivir en dicha región. Con el aumento global de las temperaturas en nuestro planeta, observamos cómo la lengua azul y otras enfermedades transmitidas por vectores (fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, encefalitis transmitida por garrapatas, enfermedad hemorrágica epizoótica y fiebre del Nilo Occidental) se extienden a regiones templadas tras las anomalías de temperatura registradas a nivel mundial. La situación resulta preocupante si se tiene en cuenta que alrededor de un tercio de las 91 enfermedades de los animales terrestres que forman parte de la lista de la OMSA en 2024 son transmitidas por vectores y, entre ellas, algunas zoonosis potencialmente graves. 

Map 2: Propagación del subtipo 3 de la lengua azul en Europa

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El mapa muestra los brotes recientes en los países europeos que han notificado casos del subtipo 3 del virus de la lengua azul a través de WAHIS desde 2023. La presencia de la enfermedad en latitudes más altas muestra un cambio en el patrón de la enfermedad. 

Cabe destacar también la duración de la temporada de transmisión, en constante evolución. La hibernación, es decir, la capacidad de un virus para sobrevivir durante el invierno y resurgir en primavera, depende de las condiciones climáticas. Según el Dr. Christopher Sanders, investigador del Instituto Pirbright del Reino Unido, es probable que el cambio climático haya prolongado el periodo de transmisión del virus de la lengua azul, lo que aumenta la probabilidad de que el virus sobreviva al cambio de estación. Explica que «Esencialmente, los mosquitos están activos antes y continúan su actividad hasta más tarde en el año, lo que implica que la brecha entre las estaciones de transmisión se reduce de forma radical y permite que el virus supere el invierno con mayor facilidad».

Control de la propagación de la enfermedad de la lengua azul

Es esencial garantizar que los movimientos de bovinos, ovinos, caprinos y otras especies susceptibles no provoquen la propagación a larga distancia de la enfermedad de la lengua azul. Las normas internacionales de la OMSA establecen códigos de conducta basados en la ciencia y orientados a lograr un comercio internacional seguro. 

Cuando se trata de controlar la propagación del virus, las campañas de vacunación siguen siendo la medida de control más eficaz. Es importante asegurarse de que la vacuna se fabrica de conformidad con las normas de la OMSA y de que ofrece protección contra el o los serotipos específicos en circulación. Existen vacunas contra varios serotipos de la lengua azul que reducen la propagación del virus y controlan los signos clínicos, pero no siempre son fáciles de conseguir. Por consiguiente, es esencial que tanto el sector público como el privado colaboren para conocer los riesgos asociados a los serotipos circulantes y la demanda de vacunas. Las recomendaciones actuales para la vigilancia de la enfermedad pueden consultarse en las Normas Internacionales de la OMSA. 

Paolo Tizzani, epidemiólogo veterinario de la OMSA, explica que «Ante la situación epidemiológica planteada por la lengua azul, cuya dinámica depende de los movimientos del virus, los vectores y el estatus de la cobertura de vacunación, es crucial determinar posibles riesgos y prever dónde podrían establecerse tanto el vector como el patógeno”. Los profesionales veterinarios desempeñan un papel importante en la vigilancia y el control de las enfermedades, así como en la mitigación de las futuras consecuencias del cambio climático.

Los Servicios Veterinarios de Europa estudian la forma de mostrarse más proactivos a la hora de minimizar el impacto del cambio climático. Es esencial pensar de forma innovadora e intercambiar con otras disciplinas, especialmente con la ayuda de ecólogos.

Dr. Alexandre Fediaevsky, jefe interino del Departamento de Preparación y Resiliencia de la OMSA.

«Aunque no forme parte de las medidas de control inmediatas, comprender la ecología de los vectores sigue siendo fundamental a la hora de prepararnos mejor para anticipar los riesgos e identificar medidas de control alternativas», explica Dr. Alexandre Fediaevsky.

El cambio climático afecta por igual al medio ambiente, a los animales y a las personas, y, a medida que las enfermedades transmitidas por vectores se desplazan a zonas templadas, la vigilancia adquiere mayor importancia en materia de prevención y control. La notificación en WAHIS es crucial para el control de las enfermedades, junto con la adopción de un enfoque «Una sola salud» que adopte la innovación y la colaboración. «Es primordial seguir invirtiendo en estos enfoques», insiste Fediaevsky, «sobre todo porque benefician tanto a la sanidad animal como a la salud pública.»

En 2023, Georgia adoptó el enfoque «Una sola salud» al aprobar un Plan de Acción Nacional “Una sola salud”, destinado a hacer frente a la propagación de enfermedades transmitidas por vectores y zoonóticas.

La colaboración entre los principales organismos encargados de proteger la salud humana, animal y medioambiental en Georgia -el Centro Nacional de Control de Enfermedades (NCDC), la Agencia Nacional de Alimentación (NFA), el Laboratorio Estatal de Agricultura (SLA)- y las organizaciones internacionales, incluida la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), ya ha permitido avanzar en el control de las enfermedades transmitidas por vectores. Una de ellas es la fiebre Q, una enfermedad transmitida por garrapatas que afecta a mamíferos, aves, reptiles, artrópodos y seres humanos.  

Las enfermedades transmitidas por vectores, que son infecciones que se propagan a través de organismos como mosquitos, jejenes y garrapatas, representan más del 17% de todas las enfermedades infecciosas del mundo. Y, debido al cambio climático, es más probable que los vectores sobrevivan en lugares donde antes estaban ausentes, allanando el camino para que se produzcan brotes en esas zonas. Esta interacción entre el medio ambiente y los vectores hace que el control de la propagación de las enfermedades transmitidas por vectores dependa especialmente de la colaboración multisectorial. “Como demostró la pandemia de COVID-19«, dice Vasili Basiladze, Jefe Adjunto de la NFA y Delegado de la OMSA para Georgia, “ocuparse de la sanidad animal es crucial para prevenir brotes en humanos. El enfoque «Una sola salud» facilita la detección precoz y el control de tales enfermedades.”  

Una Tierra, Una Salud

El enfoque “Una sola salud” reconoce que los seres humanos, los animales, las plantas y los ecosistemas son interdependientes, al igual que su salud. Fomenta la colaboración entre sectores y disciplinas para prevenir, detectar y responder eficazmente a las enfermedades emergentes. 

Colaboración para combatir enfermedades

No ajena a la asociación multisectorial, la NFA de Georgia ha trabajado en colaboración con SLA y NCDC desde 2012 para facilitar el intercambio de datos y apoyar el flujo de información entre agencias. Sin embargo, su adopción de un Plan Nacional Una sola salud ha aumentado el alcance y el impacto de las medidas de control y prevención de enfermedades. “Las enfermedades transmitidas por vectores se han convertido en un importante problema de salud pública en Georgia”, dice Basiladze. “El país ha hecho progresos significativos en su control, pero se necesitaban esfuerzos continuos para controlar y gestionar el riesgo de enfermedades.” 

Georgia acogió varias mesas redondas multisectoriales centradas en la evaluación del riesgo y las posibles repercusiones de las enfermedades emergentes y reemergentes transmitidas por vectores. A ellas asistieron la OMSA, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. Estas reuniones multidisciplinares se centraron en mejorar las medidas de prevención y control, incluidas las campañas de concienciación pública, las iniciativas de control de vectores y las evaluaciones de riesgos, lo que, con respecto a la fiebre Q, es bienvenido en la región. “Georgia carece actualmente de un marco jurídico oficial para gestionar la fiebre Q”, explica Basiladze. “Aunque no ha alcanzado los niveles epidémicos que se observan en algunos países, entraña riesgos, sobre todo en las comunidades agrícolas rurales. El papel de la OMSA es crucial en el desarrollo de normas internacionales y marcos de apoyo.” 

Prepararse para el éxito

Los esfuerzos de Georgia se ajustan a la iniciativa del Plan de Acción Conjunto “Una sola salud”. Este plan pretende integrar sistemas y crear capacidad para hacer frente colectivamente a las amenazas sanitarias en la interfaz animal-humano-medio ambiente, prestando especial atención al control y la eliminación de las zoonosis endémicas, las enfermedades tropicales desatendidas y las enfermedades transmitidas por vectores. 

Basiladze anima a otros países que quieran aplicar el enfoque “Una sola salud” a que participen en una coordinación activa y en talleres sanitarios conjuntos. “También es crucial elaborar un plan de acción sanitaria unificado”, aconseja, “crear una lista de enfermedades prioritarias en el país y realizar una evaluación conjunta de riesgos”. A partir de ahí, los países pueden empezar a aplicar medidas básicas de “Una sola salud”, como vacunación, vigilancia activa y pasiva, tratamiento y campañas de concienciación para educar a los ganaderos y al público en general sobre las enfermedades animales.  

Su énfasis en la colaboración y los esfuerzos sanitarios conjuntos refleja perfectamente el principio básico de Una Sola Salud: las enfermedades no pueden contenerse en silos; su tratamiento requiere una cooperación multisectorial. “Una sola salud” garantiza que todos los sectores y disciplinas contribuyan a proteger la salud de los animales, las personas y el medio ambiente. Las iniciativas de “Una sola salud”, como la de Georgia, permiten a los Servicios Veterinarios, las comunidades, las organizaciones internacionales y los sectores de salud pública trabajar juntos para prevenir la propagación de enfermedades. Porque la sanidad animal es nuestra salud. Es la salud de todos. 

En 2023, con el fin de controlar la propagación de la rabia, Guinea inició una campaña masiva de vacunación canina, la primera iniciativa de este tipo en el país. Entre agosto y diciembre de 2023, y gracias a la colaboración de los bancos de vacunas de la OMSA, se vacunaron alrededor de 90 000 perros. De esta forma, en la capital, Conakry, se logró una cobertura vacunal canina ligeramente inferior al 70 %. Esto representa un gran logro para Guinea, un país donde los perros siguen constituyendo el principal vector de transmisión de la rabia, causante del 99 % de los casos humanos.

El concepto Una sola salud” frente a las zoonosis

Gran parte del éxito de esta campaña se debe al Dr. Mohamed Idriss Doumbouya, director de la Dirección Nacional de los Servicios Veterinarios (DNVS) de Guinea y Delegado de Guinea ante la OMSA. Junto con su equipo, iniciaron una colaboración con las localidades regionales e involucraron a la comunidad mundial para garantizar el éxito de la campaña. “Nuestros homólogos del sector de la salud pública trabajan siguiendo el concepto ‘Una sola salud‘”, explicó el Dr. Doumbouya. “Nos aseguramos de que esta iniciativa tuviera un verdadero enfoque multisectorial”. La colaboración a escala regional e internacional ayudó a convertir las “vacunas” en “perros vacunados”. A nivel local, las ciudades donaron frigoríficos para conservar las vacunas a las localidades que no los tenían. A escala mundial, en asociación con la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el foro de Unidos contra la rabia” (UAR) y el Banco Mundial, se proporcionaron cursos de formación en el terreno, se organizaron evaluaciones posteriores a la vacunación y se brindó la financiación necesaria tanto para las vacunas como para los vacunadores.

Gracias a sus esfuerzos, los Servicios Veterinarios de Guinea pudieron adquirir vacunas de alta calidad a través del banco de vacunas de la OMSA. Según el Dr. Doumbouya, se trata de un factor importante para el éxito de la campaña: “Consideramos que, si buscábamos vacunas de alta calidad, tenían que venir de la OMSA. De esta forma, no corríamos el riesgo de aplicar a los animales vacunas que no respetaran las normas”.

Casos de rabia en Guinea

Los casos recurrentes de rabia tanto en humanos como en animales han convertido a esta enfermedad en una prioridad de salud pública en el país. Según la revista Veterinary World, entre 2018 y 2020, se registraron en promedio alrededor de 775 mordeduras de animales  cada año: el 98 % de estas mordeduras fueron de perros y más del 70 % de estos perros estaban infectados por el virus de la rabia.

Si bien esta enfermedad se concentraba en las regiones más pobladas de Guinea, ninguna región del país estaba a salvo. Al día de hoy, los informes de muertes por rabia siguen siendo preocupantes en las localidades sin campaña de vacunación, e incluso en las zonas donde no se vacuna anualmente a los perros.

El futuro de la lucha contra la rabia en Guinea

La sensibilización sobre la gravedad de esta enfermedad va de la mano de cualquier iniciativa de control de la rabia. El Dr. Doumbouya aconseja a los países interesados en seguir los pasos de Guinea que incluyan en su estrategia campañas de educación comunitaria. “Estamos preparando una campaña educativa para sensibilizar al público sobre la gravedad de esta enfermedad, además de un programa de gestión de residuos, dado que un gran número de perros errantes se reúne alrededor de los vertederos en busca de comida, exponiendo a las comunidades cercanas a posibles zoonosis.”

Ya se han implementado medidas de preparación para las futuras campañas de vacunación canina a gran escala, puesto que Guinea tiene como proyecto adquirir 150 000 vacunas a través de los bancos de vacunas de la OMSA antes de finales de 2024, y cada año hasta 2030. Su objetivo es alcanzar la inmunidad colectiva para toda la población canina del país. Hasta el momento, la campaña ha llegado a 11 localidades y, a medida que lleguen más vacunas, está previsto llegar a comunidades de más difícil acceso. Además, se prepararon campañas locales de vacunación canina a menor escala y eventos de educación pública en el marco del Día Mundial contra la Rabia 2024, el 28 de septiembre.

Más allá de futuras campañas de vacunación y de vigilancia canina, siempre debe estar presente la concienciación sobre la gravedad de la enfermedad. “La rabia debe considerarse un problema de salud pública”, insistió el Dr. Doumbouya. “Creo que las autoridades están realmente dispuestas a acompañar toda iniciativa, porque hoy, en 2024, sigue muriendo gente por el virus de la rabia en África”. Cuando se le preguntó si era factible detener la propagación de la rabia transmitida por perros para 2030, no dudó en responder de forma afirmativa. “Creo que esto es posible si todos los países africanos ponen en marcha campañas de vacunación como la nuestra. Este objetivo se puede alcanzar si la rabia se considera una prioridad de salud pública”.

El panorama actual en términos de riesgos es complejo y está en constante evolución a nivel mundial. Los avances tecnológicos, el cambio climático, la mundialización y las evoluciones demográficas constituyen sólo algunos de los factores que hacen que las personas, los animales y el entorno en el que viven sean cada vez más vulnerables a los riesgos conocidos y emergentes, en especial a las enfermedades infecciosas, ya sean de origen natural, accidental o deliberado.

La sobreabundancia de información añade otra capa de complejidad. El panorama digital de hoy ha modificado para siempre la forma en que nos llegan y consumimos las noticias. Las redes sociales permiten un flujo de información instantáneo. Al mismo tiempo, las tecnologías digitales han fragmentado los medios de comunicación, ofreciendo al público en línea una amplia gama de canales y puntos de acceso a la información. En este contexto, la capacidad de las personas y de las instituciones para distinguir las noticias falsas de las reales se pone constantemente a prueba.

Tras la crisis mundial de la COVID-19, diversos organismos internacionales, gobiernos, científicos, medios de comunicación, grupos de la sociedad civil y ciudadanos preocupados han tomado medidas para comprender cuáles fueron los principales retos e identificar lecciones útiles del pasado.

La información errónea designa información inexacta, que generalmente se difundida sin intención de causar daño. Por su parte, la desinformación designa información inexacta o engañosa, creada y difundida deliberadamente para perjudicar a gobiernos, organizaciones o personas específicas.

Un enfoque multisectorial en un entorno multirriesgo

El sector de la sanidad animal es también vulnerable a las amenazas que representan la desinformación y la información errónea. En octubre de 2022, un contenido viral en línea sobre la propagación y el tratamiento de la dermatosis nodular contagiosa suscitó teorías conspirativas, socavando los esfuerzos de vacunación del ganado y sugiriendo que la leche no era segura para beber. La principal fuente de noticias del Reino Unido, la BBC, desacreditó la afirmación utilizando hechos basados en la ciencia y recurriendo a las voces de expertos. Esta es sólo una de las muchas noticias que han saltado a los titulares internacionales y que ponen de relieve cómo el sector de la sanidad animal puede verse gravemente afectado por falsos discursos.

Casi todos los brotes de enfermedades animales, desde la encefalopatía espongiforme bovina (EEB o enfermedad de las vacas locas) hasta la fiebre aftosa, la peste porcina africana (PPA) y la influenza aviar, han ido acompañados de información errónea y desinformación.

La evolución de un panorama de peligros múltiples exige un planteamiento nuevo e innovador orientado a detectar y a responder a la información errónea y a la desinformación. Por ejemplo, cuando la difusión de información falsa está vinculada a actividades delictivas o terroristas, requiere la implicación de las fuerzas y organismos de seguridad.

Garantizar la seguridad sanitaria mundial exige sistemas de respuesta intersectoriales, críticos, comprometidos y bien informados. Según Benjamin Wakefield, analista principal y director adjunto de ELBI (Emerging Leaders in Biosecurity Fellowship) en el Johns Hopkins Center for Health Security, «Los actores de actos malintencionados llevan a cabo continuamente campañas de desinformación nocivas en varios niveles con el objetivo de interrumpir, dividir, dañar y debilitar sus objetivos.”

En los últimos años hemos visto ejemplos claros de ello como durante la pandemia de COVID-19. El sector de la sanidad animal corre el riesgo de sufrir campañas de desinformación similares, que podrían tener importantes repercusiones en el comercio y la seguridad alimentaria y hacer del mundo un lugar menos estable y seguro para todos.

Benjamin Wakefield, analista principal y director adjunto de ELBI (Emerging Leaders in Biosecurity Fellowship).

Si no se toman medidas, las consecuencias de las declaraciones falsas o engañosas pueden ser significativas, incrementando el riesgo de que las enfermedades animales y zoonóticas se propaguen rápidamente, erosionando también la confianza de la población en las autoridades y socavando las respuestas sanitarias. Esto significa que la respuesta de las partes interesadas de todos los sectores debe ser rápida y estar correctamente fundamentada. «A efectos de frutar los esfuerzos malintencionados», prosigue Wakefield, «los expertos en sanidad animal, los científicos y los científicos sociales deben unirse al sector de la seguridad con el fin de planificar y ejecutar estrategias eficaces de forma holística.”

La colaboración multisectorial, que incorpora un conjunto diverso de conocimientos especializados, es una parte esencial para contrarrestar la desinformación y garantizar que la salud animal permanezca protegida.

Benjamin Wakefield, analista principal y director adjunto de ELBI (Emerging Leaders in Biosecurity Fellowship).

«Es primordial que estas entidades trabajen juntas de forma coordinada», asegura Katy Carroll, experta del Instituto Interregional de las Naciones Unidas para Investigaciones sobre la Delincuencia y la Justicia (UNICRI). «Al igual que lo que ocurre con otros fenómenos delictivos, los actores malintencionados suelen explotar cualquier laguna o vulnerabilidad en los esfuerzos de prevención y respuesta para lograr sus objetivos.»

Combatir la desinformación y la información errónea en el campo de la sanidad animal: Directrices de la OMSA

En el marco de una sólida colaboración, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL) han publicado recientemente una serie de directrices sobre este tema (en inglés). El documento ilustra algunas estrategias clave que deben planificarse y ejecutarse de manera holística para gestionar la desinformación y la información errónea, a fin de que las organizaciones que trabajan en emergencias zoosanitarias puedan prepararse, detectar y responder a tales eventos.

La amenaza de la desinformación no es nada nuevo. Desde la propaganda utilizada para promover programas políticos hasta los mensajes manipulados que influyen en las opiniones, la información ha sido utilizada durante mucho tiempo como un arma tanto por grupos como por individuos. Sin embargo, a medida en que crece la interconexión de los ecosistemas, esta amenaza adquiere un nuevo significado. La fragmentación en curso de los medios de comunicación, unida a la naturaleza interconectada de la vida moderna y al auge de los contenidos generados por inteligencia artificial, hace que a los consumidores les sea más difícil distinguir las noticias veraces de las tendenciosas, engañosas o poco fiables.

Según el Informe sobre Riesgos Mundiales 2024 del Foro Económico Mundial, en los próximos años la desinformación será el principal riesgo mundial. Por consiguiente, resulta más urgente que nunca aplicar las contramedidas adecuadas, desde una toma de conciencia pública hasta campañas de alfabetización mediática. «Con la evolución de la tecnología, las redes sociales y la conectividad a Internet que tenemos en la actualidad, las campañas de desinformación se propagan mucho más rápidamente y con mayores consecuencias que en décadas anteriores», destaca Wakefield. «Por ende, nunca ha sido tan importante rebatir y condenar activamente los esfuerzos maliciosos de desinformación, sea cual sea su origen».

La elaboración de directrices relativas a la información errónea y a la desinformación en materia de sanidad animal por parte de la OMSA e INTERPOL ha contado con el apoyo del Programa de Reducción de la Amenaza de las Armas del Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá.

Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de la Alianza mundial contra la proliferación de armas y materiales de destrucción masiva (la Asociación Mundial)

Hoy más que nunca, la población mundial consume proteínas derivadas de los animales acuáticos. En 20221, la producción pesquera y acuícola registró la cifra récord de 223,2 millones de toneladas, debido en gran parte al crecimiento de la acuicultura, especialmente en Asia. Se estima que alrededor de 600 millones de medios de subsistencia dependen de la pesca y la acuicultura, incluidos los trabajadores primarios, sus familias y toda la economía que depende de ellos. La producción de animales acuáticos constituye uno de los principales motores de los medios de sustento y la seguridad alimentaria en el mundo. Se espera que esta tendencia siga en aumento, con un incremento previsto del 14 % para 2030. 

La «revolución de los productos del mar»: evaluar la importancia de la sanidad de los animales acuáticos  

La acuicultura sería en gran medida responsable de este aumento, puesto que se estima que el suministro mundial de alimentos de origen marino pasará de 154 millones de toneladas en 2011 a 186 millones de toneladas en 2030, un aumento basado exclusivamente en la acuicultura. Además, los sistemas de producción de alimentos y su evolución desempeñan un rol esencial en la lucha contra el cambio climático. En 2019, la Comisión EAT- Lancet recomendó un cambio orientado a la implementación de pautas dietéticas basadas en plantas, con una disminución del consumo de carne vacuna, aves de corral, cerdo y huevos, pero, a la vez, un aumento del consumo de mariscos. El sector de los animales acuáticos desempeña una función esencial frente a uno de los retos mundiales más urgentes. 

Para que la acuicultura pueda satisfacer esta demanda sin aumentar el impacto ambiental ni acarrear consecuencias sanitarias, resulta fundamental una mejora continua de toda la cadena de los sistemas de producción. La elaboración de reglamentos y normas internacionales, incluso cuando se trata del bienestar de los animales acuáticos, puede fomentar el crecimiento respetuoso del medio ambiente. En esta etapa, entra en juego la labor de nuestra Organización, la OMSA. 

214 millones de toneladas  

producidas por la pesca y la acuicultura en 2020.

Alrededor de

600 millones

de medios de sustento dependen de la pesca y la acuicultura. Un crecimiento del 14 % de la producción de alimentos de origen acuático está previsto para 2030.

Elaboración de las normas internacionales de sanidad de los animales acuáticos 

El Código Acuático de la OMSA se publicó en 1995 y brindaba un conjunto independiente de normas específicas destinadas a los animales acuáticos, junto con el Manual de las Pruebas de Diagnóstico y de las Vacunas para los Animales Acuáticos, dirigido a los laboratorios. Dichas normas se basan en los últimos conocimientos científicos disponibles y ofrecen enfoques prácticos para la gestión sanitaria de los animales acuáticos. 

En 2006, con el fin de destacar la importancia de la implementación de dichas recomendaciones y de reunir a los actores relevantes del sector acuático, se celebró en Bergen (Noruega) la primera Conferencia Mundial de la OMSA sobre la Sanidad de los Animales Acuáticos. Cinco años más tarde, en el marco de la siguiente conferencia, la Declaración de Panamá hizo hincapié en la necesidad de una cooperación mundial, una mejor notificación de las enfermedades y un fortalecimiento de capacidades, con el fin de impulsar la implementación de las normas. Los esfuerzos mundiales culminaron en 2019, en la 4.ª Conferencia Mundial sobre Sanidad de los Animales Acuáticos en Santiago de Chile, donde la directora nacional de Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura del Gobierno de Chile) y actual presidenta de la Comisión para Animales Acuáticos de la OMSA, la Dra. Alicia Gallardo Lagno, justificó la importancia de una colaboración regional: «En el pasado, una enfermedad causó la pérdida del 73% de la producción pesquera de Chile. Nuestra autoridad nacional tomó medidas acordes con las normas de la OMSA. Para nosotros, es importante compartir nuestra experiencia en este tipo de situaciones con otros países, especialmente en el continente americano«. En el marco de esta conferencia, Monique Eloit, directora general saliente de la OMSA, se comprometió a desarrollar una estrategia de sanidad de los animales acuáticos. 

Con la mira puesta en una estrategia mundial de sanidad de los animales acuáticos 

Dos años más tarde, en el marco de la 88.ª Sesión General, se lanzó la Estrategia de Sanidad de los Animales Acuáticos (en adelante, la Estrategia). «Es la base de nuestro accionar, en diálogo directo con nuestros socios, con el fin de perseguir nuestra visión de mejorar la sanidad y el bienestar de los animales acuáticos en todo el mundo«, explicó la Dra. Monique Eloit. Además, reflexionó sobre su experiencia como jefa veterinaria en su país, cuando se dio cuenta de que se carecía de los conocimientos técnicos y del personal capacitado para hacer frente a una oleada de la enfermedad de las ostras.  Esta Estrategia se diseñó con la intención de solucionar tales situaciones y cuenta con cuatro objetivos: 

  • Elaboración y actualización de normas científicamente sólidas para gestionar los riesgos, facilitar un comercio seguro y mejorar la sanidad y el bienestar de los animales acuáticos. 
  • Programas de fortalecimiento de capacidades para reforzar los Servicios de Sanidad de los Animales Acuáticos.   
  • Procedimientos, directrices y apoyo coordinado para mejorar la respuesta mundial a las enfermedades emergentes
  • Liderazgo en sanidad y bienestar animal, para desarrollar asociaciones internacionales y comprometer a las redes científicas y políticas. 

Al igual que todos los grandes proyectos de la OMSA, la Estrategia se ha desarrollado en estrecha colaboración con los Miembros y los Servicios de Sanidad de los Animales Acuáticos, con el fin de garantizar que los países dispongan de las herramientas necesarias para actuar, especialmente mediante la elaboración de sus propias directrices nacionales basadas en las normas de la OMSA.  

Mejora de los sistemas de vigilancia con la Estrategia de Sanidad de los Animales Acuáticos 

Uno de los objetivos subrayados en la Estrategia es conseguir una mayor participación de los Miembros facilitando la comprensión de las normas. Esto ya ha demostrado su utilidad: las normas se actualizaron para apoyar mejor la creación de sistemas de vigilancia, que ayudan a obtener información sobre la situación y la aparición de enfermedades de los animales acuáticos. Gracias a esta actualización, los países pudieron comprender e implementar mejor los requisitos necesarios para la autodeclaración de ausencia de enfermedades de los animales acuáticos

Las normas actualizadas también permiten un mejor cumplimiento del Código Acuático de la OMSA, especialmente en lo que respecta a la notificación de enfermedades, la detección precoz y la respuesta rápida, todos elementos esenciales a la hora de mitigar la propagación de las enfermedades en todo el mundo. 


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Decir que «La sanidad animal es nuestra salud. Es la salud de todos.» no sólo es un eslogan, sino que se trata de una realidad científica que ya habían identificado los profesores de medicina hace tiempo, en los siglos XVII y XVIII: la interconexión entre la sanidad animal y la salud humana. Durante mucho tiempo, enfermedades zoonóticas como la rabia o la influenza aviar fueron objeto de preocupación para la salud humana y la estabilidad económica y social en el mundo. 

A finales del siglo XX, la enfermedad de Lyme, el ébola y la enfermedad de la vaca loca, entre otras, representaron problemáticas de gran importancia que desencadenaron una reacción a escala internacional. Tanto el ébola como otras enfermedades zoonóticas pueden transmitirse de los humanos a ciertos animales, como los grandes simios. Esta transmisión inversa demuestra que la conexión entre la sanidad animal y la salud humana funciona en los dos sentidos.  

El término «Una sola salud» llegó a la escena internacional en 2004 en el marco de un simposio organizado por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés), tras el brote de síndrome respiratorio agudo grave o SRAS de 2002. De forma conjunta, los expertos de todo el mundo redactaron los doce Principios de Manhattan sobre «Un mundo, una sola salud», instando a los líderes mundiales a «reconocer el vínculo esencial entre la salud humana, la de los animales domésticos y de la vida silvestre y la amenaza que representan las enfermedades para las personas, sus suministro de alimentos y economías, y la biodiversidad esencial para mantener los ambientes saludables y los ecosistemas funcionales que todos necesitamos». 

Acortando distancias entre la sanidad animal, la salud humana y la medioambiental

«En los años que siguieron, gobiernos y científicos de todo el mundo reconocieron que la colaboración transdisciplinaria era esencial para prevenir y controlar las zoonosis y que se debía incluir a médicos y veterinarios junto a especialistas en fauna silvestre, ecologistas, antropólogos, economistas y sociólogos, entre otros», recalca la Dra. Monique Eloit, directora general saliente de la OMSA. 

Este concepto se convirtió en una verdadera referencia para las políticas internacionales en octubre de 2008, con motivo del brote mundial de H5N1, cuando seis organizaciones internacionales (el Banco Mundial, la OMS, la FAO, UNICEF, la OMSA y la Coordinación del Sistema de las Naciones Unidas para la Gripe) se reunieron en la Conferencia Ministerial Internacional sobre la Influenza Aviar y Pandémica, en Sharm-el-Sheikh (Egipto). En esta reunión, publicaron un «Marco estratégico para reducir los riesgos de las enfermedades infecciosas en la interfaz entre animales, seres humanos y ecosistemas” (disponible en inglés)”, que llevaba un título significativo: Contribución a “Un mundo, una salud», haciendo referencia directa a los doce principios de Manhattan.

De la rabia a la resistencia a los antimicrobianos

En 2010, la FAO, la OMS y la OSMA publicaron una nota conceptual de  la Alianza Tripartita conocida como la “Declaración de Hanoi”, en la que presentaban su visión común de «un mundo capaz de prevenir, detectar, contener, eliminar y responder a los riesgos para la salud pública y la sanidad animal atribuibles a las zoonosis y a las enfermedades animales con impacto en la seguridad alimentaria mediante una cooperación multisectorial y asociaciones sólidas». En primer lugar, decidieron centrarse en tres temas clave: la resistencia a los antimicrobianos, la influenza aviar y la rabia. 

En 2017, la versión actualizada de la Estrategia Tripartita presentó prioridades ampliadas, que abarcaban el refuerzo de los servicios sanitarios nacionales, la modernización de los sistemas de vigilancia y de alerta temprana, y la promoción de una investigación coordinada. En 2018, un nuevo memorando de entendimiento reforzó la colaboración en materia de resistencia a los antimicrobianos. 

Control de la rabia: un modelo de colaboración “Una sola salud”  

La rabia sigue matando a alrededor de 59.000 personas cada año. Dado que el 99 % de los casos humanos se deben a mordeduras y arañazos de los perros, esta enfermedad se debe tratar en su origen animal, a través de campañas de vacunación canina a gran escala y de sensibilización de la población. Además, se necesita promover la acción del sector de la salud humana, con el fin de garantizar el acceso a la atención médica y al tratamiento posterior a la mordedura, especialmente en las zonas rurales. 

La FAO, la OMS, la OMSA y la Alianza Global para el Control de la Rabia (GARC) trabajan en conjunto para alcanzar un objetivo común: «Cero muertes humanas por rabia transmitida por perros en 2030». La implementación de un enfoque coordinado para la rabia sirve de modelo para muchas otras enfermedades y representa la oportunidad de reforzar los sistemas sanitarios en todo el mundo. 

Ampliar el alcance a los factores medioambientales

Si bien el concepto «Una sola salud» se originó en el sector de la sanidad animal, progresivamente ha adquirido un enfoque de políticas del sector de la salud pública y del medio ambiente. «El contexto cambió a raíz de la pandemia de COVID-19, en el Foro de París sobre la Paz, a finales de 2020, donde los líderes mundiales solicitaron la plena integración del sector medioambiental en “Una sola salud”, indicando específicamente que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se uniera a la  Alianza Tripartita», recuerda Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, en abril de 2024.

«Inmediatamente, comenzamos a trabajar juntos en torno a las principales iniciativas y, en marzo de 2022, la colaboración se formalizó mediante la creación de la Cuatripartita. De esta manera, nos centramos en la prevención y en ir más allá de las enfermedades zoonóticas y la resistencia a los antimicrobianos, para incluir los factores ambientales de los riesgos sanitarios y la salud del medio ambiente y los ecosistemas.» 

Si bien, poco a poco, el mundo estaba saliendo de lo peor de la pandemia de COVID-19, aún se enfrentaba a la viruela del mono, a brotes de ébola y a continuos retos relacionados con la seguridad alimentaria, la resistencia a los antimicrobianos, la degradación de los ecosistemas y el cambio climático. Más que nunca, el concepto “Una sola salud” aparecía como el principal enfoque a la hora de abordar estos desafíos urgentes y complejos. La Cuatripartita presentó un plan de acción conjunto con seis vías de acción que incluían el medio ambiente, el fortalecimiento de los sistemas sanitarios, el control de las epidemias y pandemias zoonóticas, la seguridad alimentaria y el freno a la resistencia a los antimicrobianos.

La OMSA, líder de la colaboración intersectorial 

«De cara al futuro, el objetivo es implementar con eficacia las actividades en torno al enfoque ‘Una sola salud’ y fomentar resultados positivos a nivel nacional«, afirmó el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, cuando se le pidió que recordara la colaboración Cuatripartita en torno a “Una sola salud” a lo largo de los años. «Un ejemplo es nuestra labor […] con la Secretaría del G20 en Brasil orientada a introducir nuevas perspectivas al enfoque “Una sola salud” en los foros sobre políticas, centrándonos en la importancia de la gobernanza y el intercambio de conocimientos»

«De cara al futuro, el objetivo es implementar con eficacia las actividades en torno al enfoque ‘Una sola salud’ y fomentar resultados positivos a nivel nacional«, afirmó el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, cuando se le pidió que recordara la colaboración Cuatripartita en torno a “Una sola salud” a lo largo de los años. «Un ejemplo es nuestra labor […] con la Secretaría del G20 en Brasil orientada a introducir nuevas perspectivas al enfoque “Una sola salud” en los foros sobre políticas, centrándonos en la importancia de la gobernanza y el intercambio de conocimientos»

En el marco de la celebración de su centenario, la OMSA reitera su firme compromiso con la sanidad animal que, ahora más que nunca, es “nuestra salud”. 


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Los orígenes de la OMSA se remontan a 1921, cuando un rebaño de cebúes procedentes de la India y con destino a Brasil transitaron por el puerto belga de Amberes, donde fueron puestos en cuarentena junto con ganado procedente de Estados Unidos, antes de ser enviados por ferrocarril a varios mataderos europeos. Los cebúes estaban infectados por el virus de la peste bovina, una enfermedad mortal que se propagó rápidamente por toda Europa, a través del resto del ganado importado. La enfermedad era conocida en esta región y en otras, donde ya había matado a millones de animales en el pasado, sembrando la devastación en los establecimientos productivos.

Esta situación se mitigó gracias a la rápida intervención de los Servicios Veterinarios nacionales y, a su vez, confirmó la necesidad de una cooperación internacional en los procedimientos de prevención de enfermedades. En la Conferencia Internacional de París de 1921, 43 países y territorios decidieron crear la Oficina Internacional de Epizootias. Finalmente, el 25 de enero de 1924, nace la OIE [antiguo acrónimo de la OMSA]. 

1968: primer Código destinado a reglamentar el comercio de los animales y sus productos derivados

En 1960, la Organización puso en marcha la Operación Internacional de Cuarentena Veterinaria, con el fin de armonizar de forma progresiva los intercambios internacionales de animales y mercancías de origen animal. En 1968, tras años de grandes esfuerzos focalizados en facilitar un proceso normativo, incluidas numerosas conferencias mundiales, se publicó el “Código Zoosanitario Internacional” que constituyó la base reglamentaria para un comercio internacional seguro de animales terrestres y acuáticos y de mercancías de origen animal

Un enfoque democrático basado en la ciencia

En la actualidad, este primer Código ha evolucionado y ahora constituye un sistema desarrollado y organizado en cuatro series de publicaciones que proporcionan normas internacionales para vigilar, detectar y controlar más de 120 enfermedades animales, mejorar el bienestar animal, la salud pública veterinaria y, por último, para reforzar los Servicios Veterinarios en todo el mundo.

  • El Código Terrestre, publicado por primera vez en 1968 con el nombre de “Código Zoosanitario Internacional”, establece las normas para la prevención, la detección precoz, la notificación y el control de los agentes patógenos en los animales terrestres. 
  • El Código Acuático, introducido en 1995 con el fin de ampliar a anfibios, crustáceos, peces y moluscos la implementación de las normas en materia de prevención, detección precoz, notificación y control de enfermedades. 

El desarrollo de las normas de la OMSA se basa en el trabajo dedicado y exhaustivo de comités y grupos especializados, en base al rigor científico y el consenso entre los Miembros, respetando procedimientos de adopción transparentes y democráticos.

Carlos Henrique Baqueta Fávaro, Ministro de Agricultura y Ganadería de Brasil.

De hecho, con la voluntad de mantener su pertinencia y asimilar los últimos avances científicos y tecnológicos, además de las reacciones y comentarios sobre su implementación, los Códigos y Manuales de la OMSA se actualizan periódicamente a través de un proceso consultivo y basado en la ciencia. Las revisiones propuestas para abordar las necesidades de los países son elaboradas por expertos, debatidas con los Miembros y los principales sectores relevantes y, por último, adoptadas cada año por la Asamblea Mundial de Delegados, en la que cada Miembro cuenta con un voto. 

Una referencia para la Organización Mundial del Comercio  

Cuando los Miembros votan a favor de la adopción de una norma en la Sesión General anual de la OMSA, se comprometen a trasladarla a su legislación nacional. En 1995, la Organización Mundial del Comercio (OMC) adoptó el Acuerdo de la OMC sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF), que insta a sus Miembros a inspirarse de las normas de la OMSA a la hora de implementar medidas sanitarias relativas a la sanidad animal y las zoonosis. 

Las normas de la OMSA, ampliamente reconocidas y adoptadas por los Miembros de la OMC, brindan una base sólida que permite armonizar las normativas y garantizar la seguridad del comercio internacional de los productos de origen animal. Al garantizar el cumplimiento de las normas de la OMSA, las naciones tienen la capacidad de enfrentar con eficacia los desafíos comerciales, armonizar las reglamentaciones y promover flujos comerciales más fluidos, manteniendo a la vez altos niveles de sanidad y seguridad animal.

Jean-Marie Paugam, director general adjunto de la OMC.

El ministro de Agricultura y Ganadería de Brasil, Carlos Henrique Baqueta Fávaro, destacó que «las normas de la OMSA, reconocidas por la OMC como la referencia en materia de sanidad animal y zoonosis, aportan seguridad, imparcialidad y equidad al comercio internacional de animales y sus productos derivados, evitando así barreras comerciales innecesarias». 

Actualmente, la OMSA constituye la organización de referencia de la OMC, lo que refleja la importancia de las medidas sanitarias a la hora de facilitar un comercio internacional seguro de animales y sus productos derivados. Esta colaboración entre organizaciones internacionales y sus Miembros supera el ámbito comercial. Por ejemplo, «como socia fundadora del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF), junto con la FAO, la OMS, el Banco Mundial y la OMC, la OMSA brinda a las naciones en desarrollo las herramientas necesarias para cumplir con las normas y los requisitos sanitarios y fitosanitarios internacionales. Ejemplos concretos son las iniciativas en Vietnam, Laos, Camboya y Filipinas para controlar la propagación de la peste porcina africana, los proyectos en Mongolia para mejorar los sistemas de identificación animal y, en Etiopía, la implementación de mejoras para favorecer el cumplimiento de las normas sanitarias y fitosanitarias en la exportación de carne», añadió Jean-Marie Paugam.  

Standards Animal Health_A male animal health inspector checking for signs of animal diseases in a slaughterhouse
En un matadero, un inspector, que aplica las debidas medidas sanitarias, verifica las canales en busca de signos de enfermedad. Es fundamental respetar las normas y recomendaciones de la OMSA en materia de sacrificio y comercio para prevenir la propagación de enfermedades y garantizar la inocuidad alimentaria. © OMSA/Amir Hossein Fadaee

Un Observatorio para monitorear la implementación de las normas 

La OMSA reconoce que, si bien es importante desarrollar y publicar normas internacionales, estas recomendaciones deben implementarse con eficacia en cada frontera internacional, puerto, granja y en cualquier lugar del mundo donde se presten servicios veterinarios. En algunos países, esta implementación puede verse afectada por una gran diversidad de factores, como la falta de recursos financieros y humanos, o de infraestructura. 

El Observatorio de la OMSA fue creado con el fin de conocer la situación de los Miembros con respecto a la implementación de las normas, para recopilar datos y hechos, y transmitir los análisis correspondientes. «Las normas de la OMSA constituyen la referencia internacional en los ámbitos de la sanidad y el bienestar animal y las zoonosis. No obstante, como sucede con muchos instrumentos internacionales, siguen faltando datos sobre su verdadera implementación. El Observatorio es un proyecto ambicioso, sin precedentes entre las organizaciones internacionales, destinado a aportar más transparencia al uso de las normas de la OMSA», afirmó Marianna Karttunen, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que proporcionó apoyo y recomendaciones en el marco del desarrollo del Observatorio. 

En 2022, al cabo de una fase de pruebas, el Observatorio de la OMSA publicó sus primeros resultados. Se calcula que el programa alcanzará su mayor rendimiento en 2025. Los datos, provenientes de los Miembros y de fuentes externas, se analizan con el fin de identificar las brechas en la implementación y brindar recomendaciones a los Miembros, al tiempo que se orientan las actividades de fortalecimiento de capacidades de la OMSA y el proceso de establecimiento de normas. 

«Otras organizaciones internacionales se inspirarán de la experiencia de la creación del Observatorio de la OMSA. Por lo tanto, la participación activa de la OMSA en la Asociación de Organizaciones Internacionales para la Elaboración Eficaz de Normas Internacionales es oportuna y bienvenida«, añadió Marianna Karttunen. 

El Observatorio ocupa un espacio central en la actual transformación digital de la OMSA, de conformidad con los principios de rigor, cooperación internacional y transparencia que hacen que las normas internacionales conserven toda su vigencia. 


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Más allá de la obligación ética de tratar a los animales con dignidad, garantizar su bienestar también implica beneficios tangibles para los sectores relevantes. Al priorizar el bienestar animal, los mataderos no sólo mejoran el valor del producto, sino que también contribuyen a la seguridad alimentaria y a la calidad del producto, a la vez que mitigan el riesgo de contaminación y reducen los casos de descomposición de la carne. Este compromiso con el control de garantía no sólo protege la salud del consumidor, sino que también aumenta su confianza y fidelidad lo que, en última instancia, se traduce por una mejora de los beneficios económicos y la sostenibilidad de todo el sector. 

Lograr métodos de sacrificio más seguros y éticos

En defensa de un sacrificio seguro y ético, la revisión de la norma sobre el bienestar de los animales durante su sacrificio o matanza (Capítulo 7.5. del Código Terrestre) ha sido adoptada por la Asamblea Mundial de Delegados durante la 91.ª Sesión General de la OMSA

La norma se centra en garantizar condiciones adecuadas de bienestar animal durante el sacrificio. Proporciona medidas basadas en los animales para evaluar el nivel de bienestar y recomienda la aplicación de acciones correctivas y reparadoras cuando sea necesario. La inclusión de indicadores de bienestar animal es clave para apoyar la implementación de las recomendaciones brindadas en este capítulo. A través de medidas integrales de formación y refuerzo de competencia, la normativa hace hincapié en el papel fundamental del personal en la defensa de las normas éticas y destaca la importancia de la formación para comprender los comportamientos específicos de cada especie, reconocer los signos de angustia y, por último, implementar medidas preventivas. Además, la norma destaca la importancia del diseño de las instalaciones y la elección de los equipos a la hora de proteger el bienestar de los animales, teniendo en cuenta medidas para evitar choques térmicos, facilitar los movimientos y prevenir las lesiones.  

Esta norma brinda recomendaciones detalladas para el manejo de los animales durante la descarga y la sujeción, destacando la importancia del equipo preventivo, la iluminación adecuada y la minimización de las distracciones para reducir el estrés de los animales y garantizar un trato humanitario. Además, el capítulo aborda los problemas de bienestar relacionados con el aturdimiento, promoviendo métodos eficaces, junto con el monitoreo de su eficacia para mantener las normas éticas durante el sacrificio. 

Es preciso insistir sobre la importancia de adoptar normas internacionales para el bienestar de los animales durante el sacrificio. Garantizar un trato ético durante todo el proceso de sacrificio es una responsabilidad colectiva, reconociendo que el bienestar animal no es sólo un imperativo moral, sino también una obligación compartida. Al priorizarlo, los sectores relevantes no sólo defienden las normas éticas, sino que también contribuyen al bienestar de los trabajadores y garantizan la calidad de los productos. Además, la adopción de estas normas es fundamental a la hora de respaldar a los Miembros que aún no disponen de un marco reglamentario en este ámbito. Proporcionar un conjunto unificado y sólido de directrices permite que todos los Miembros, independientemente de su situación reglamentaria, puedan alcanzar un alto nivel de bienestar animal. Por lo tanto, es imperativo que todas las partes implicadas protejan el bienestar animal, puesto que esto beneficia no sólo a los animales, sino también a los cuidadores y a los consumidores que confían en productos seguros y producidos de forma ética. 


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Las enfermedades transmitidas por vectores están en vías de convertirse en una importante amenaza para la salud humana y la sanidad animal. En los últimos años, se ha observado un preocupante aumento de su prevalencia y propagación. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) destacó este tema en su último informe presentado en el marco de su 91.ª Sesión General denominado «Situación de la sanidad animal en el mundo», que abarca 2023 y principios de 2024. Este análisis aporta elementos adicionales vinculados con la intrincada relación entre el cambio climático y la dinámica de las enfermedades transmitidas por vectores, subrayando la urgente necesidad de contar con medidas eficaces de vigilancia y control. 

El impacto del cambio climático en las enfermedades transmitidas por vectores

Estas enfermedades que son transmitidas por vectores como mosquitos, garrapatas y moscas, prosperan en determinadas condiciones medioambientales. Si bien las condiciones climáticas de las regiones tropicales las hacen especialmente vulnerables a estas enfermedades, el cambio climático está remodelando este paisaje, alterando la densidad de los vectores, sus periodos de actividad y su distribución geográfica. Estas alteraciones facilitan la expansión de las enfermedades transmitidas por vectores a nuevas zonas, lo que supone riesgos significativos para regiones que antes no estaban afectadas. 

El informe de la OMSA sobre la «Situación de la sanidad animal en el mundo» subraya la complejidad de esta cuestión, señalando que tanto las vías biológicas como las que no lo son influyen en la transmisión de estas enfermedades. Existen pruebas claras de que el cambio climático constituye un factor determinante en la propagación de estas enfermedades. Los datos de observación lo confirman, mostrando una tendencia creciente en las latitudes máximas en las que se registran las enfermedades transmitidas por vectores, reflejando estrechamente las anomalías de la temperatura global.

Revelar las tendencias emergentes 

Los datos comunicados a través del sistema de alerta precoz del Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS) entre 2023 y principios de 2024 (al 11 de marzo de 2024) revelan que las enfermedades transmitidas por vectores fueron responsables de un total de 2 422 brotes en 28 países y territorios, en el contexto de eventos epidemiológicos excepcionales. Principalmente, estos eventos incluyen primeras apariciones, reapariciones y nuevas cepas. En particular, la región de las Américas experimentó un gran brote de encefalomielitis equina occidental (1 461 brotes), mientras que Europa notificó 697 brotes de diversas enfermedades transmitidas por vectores. 

De las 90 enfermedades de los animales terrestres que figuran actualmente en la lista de la OMSA, casi un tercio son enfermedades transmitidas por vectores (en su totalidad o para las que los vectores desempeñan un papel importante) y algunas demostraron una evolución significativa en 2023 y a principios de 2024. En el contexto de eventos excepcionales, la infección por el virus de la fiebre del Nilo Occidental, el virus de la lengua azul, el virus de la dermatosis nodular contagiosa y el virus de la encefalomielitis equina occidental fueron los casos más notificados en 2023 y a principios de 2024. La infección por el virus de la dermatosis nodular contagiosa, cuyos eventos excepcionales predominaron en Asia, representó 144 brotes, lo que la convierte en la enfermedad veterinaria más notificada fuera de Europa y las Américas mediante el sistema de alerta precoz. Cabe destacar que el 99 % de estos brotes de enfermedades transmitidas por vectores en 2023 y a principios de 2024 se detectaron en regiones templadas, lo que indica un cambio preocupante en su distribución geográfica. 

Monitorear la expansión de enfermedades transmitidas por vectores

Estos desafíos no son recientes y datan de varios años atrás. Ya en 2022, a modo de respuesta, la OMSA había lanzado el proyecto PROVNA, destinado a mejorar la vigilancia de la enfermedades transmitidas por vectores en el norte de África. Esta iniciativa tiene como misión definir las «ecorregiones» dentro del área de estudio, identificar las zonas vulnerables y desarrollar un prototipo de aplicación capaz de predecir los cambios climáticos y medioambientales. 

Uno de los casos destacados presentes en el informe es la reciente propagación de la infección por el virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica. Tradicionalmente confinada a regiones como América del Norte y algunas partes de Asia, desde 2006, esta enfermedad ha ampliado su área de distribución de forma significativa, con nuevos informes provenientes de países de la zona mediterránea y de Europa. Esta propagación es un claro ejemplo de la expansión de las enfermedades transmitidas por vectores impulsada por los cambios, tanto climáticos como medioambientales. 

Actuar en favor de la salud mundial

El informe de la OMSA presenta un cuadro elocuente de la amenaza creciente que suponen las enfermedades transmitidas por vectores en el contexto del cambio climático. En el marco de su centenario, la OMSA reitera la necesidad de contar con sistemas de vigilancia sólidos, fomentar la colaboración internacional e implementar estrategias de adaptación capaces de gestionar este desafío en constante evolución. A medida que el cambio climático aumenta su influencia en la propagación y el impacto de las enfermedades transmitidas por vectores, la comunidad mundial deberá responder con urgencia e innovación para salvaguardar tanto la salud humana como la sanidad animal. Porque la sanidad animal es nuestra salud. Es la salud de todos. 

Para acceder a información más detallada sobre la situación, consulte el informe completo