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El proyecto EBO-SURSY colabora con los países en la elaboración de protocolos de vigilancia de enfermedades

disease survelliance_scientists capturing bats to sample for EBOLA

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), a través de su proyecto
EBO-SURSY,
lleva siete años colaborando con los países para aumentar sus conocimientos y diseñar redes de vigilancia. Con el apoyo de la Unión Europea, el proyecto se dedica a prevenir futuros brotes de fiebres hemorrágicas víricas, y a salvar vidas al tiempo que se protege la sanidad de la fauna silvestre. 

Establecer protocolos de vigilancia de enfermedades es crucial para salvar vidas humanas y animales, y la base de cualquier sistema de vigilancia que funcione bien. Sin un sistema así, cuando la sociedad se da cuenta de la presencia de una fiebre hemorrágica vírica  como el ébola  en su comunidad, a menudo es demasiado tarde. Cada muerte supone una oportunidad perdida para que un sistema de vigilancia anticipe y prevenga eficazmente un brote en primer lugar.  

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Científicos capturan murciélagos para tomar muestras en Camerún. Lo hacen mensualmente para analizar virus en las poblaciones de murciélagos que viven cerca de la ciudad. Photo: © OMSA/J.F Largot

Los componentes básicos de un sistema de vigilancia

Aunque la vigilancia de las enfermedades puede llevarse a cabo de muchas maneras, también puede resultar prohibitivamente cara para algunos países. Entonces, ¿qué hace que un sistema de vigilancia tenga éxito? Se necesitan profesionales de diversas disciplinas, todos ellos con un alto nivel de formación y frecuentes entrenamientos para mantenerlos actualizados. Además, los países deben contar con un suministro regular de equipos de protección personal, reactivos para muestras de patógenos específicos, y disponer de una cadena de  frío que funcione, laboratorios eficientes y una red de carreteras funcional.  

Incluso cuando se identifica correctamente un patógeno, el trabajo no está terminado. Un país debe ser capaz de comunicar el patógeno con precisión y disponer de canales para compartir medidas preventivas con el público. En conjunto, estos factores crean grandes obstáculos. 

El proyecto EBO-SURSY comenzó en 2017 para ayudar a los países a superar estas barreras. Comprometido a ayudar a los países a desarrollar habilidades profesionales, el proyecto ha organizado 11 capacitaciones en “Una sola salud” en 10 países. El proyecto incluso desarrolló herramientas de comunicación para ayudar a los Servicios Veterinarios a sensibilizar sobre las enfermedades y cómo protegerse, y las compartió durante las formaciones.

Para ayudar a los profesionales de toda África Occidental y Central, el proyecto brindó formaciones  sobre diagnóstico de laboratorio, toma de muestras en animales, factores ecológicos de las enfermedades y mucho más. Al reunir a profesionales de la salud humana, medioambiental y la sanidad animal (tanto de la fauna silvestre como del ganado), EBO-SURSY fomentó el desarrollo de habilidades y conexiones, al tiempo que proporcionó una base sólida para la construcción de un sistema de vigilancia.  

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Muestras de sangre tomadas a murciélagos llegan a un laboratorio para su análisis en Camerún. Photo: © OMSA/J.F Largot

Talleres del proyecto EBO-SURSY sobre cómo crear un protocolo de vigilancia de enfermedades

Por supuesto, no todos los países y sus profesionales tienen las mismas necesidades. Cada país se ve afectado de manera única por las enfermedades que existen en su entorno. El proyecto EBO-SURSY coordinó tres talleres regionales (uno para África Central, otro para África Occidental francófona y otro para África Occidental anglófona) para formar a los Servicios Veterinarios nacionales y a los profesionales de la fauna silvestre sobre cómo elaborar un protocolo de enfermedades paso a paso. Cada país acudió preparado y conociendo sus enfermedades nacionales prioritarias. El objetivo de instaurar un protocolo de vigilancia de enfermedades era que su país dispusiera de un «plan maestro» para vigilar un agente patógeno y de directrices sobre cómo reaccionar en caso de brote para controlar mejor la propagación de la enfermedad. 

Los talleres se centraron en ayudar a los participantes a pensar en un protocolo de forma holística. Con la participación de profesionales de todo el espectro de «Una sola salud» de cada país, los representantes de cada sector pudieron reflexionar sobre soluciones y tácticas de comunicación en tiempo real. Los actores relevantes de la OMSA también desempeñaron un papel importante en los talleres, e incluyeron Puntos Focales que son especialistas en fauna silvestre, laboratorios, comunicación y notificación de enfermedades, así como los Servicios Veterinarios y Delegados de cada Miembro. Era necesaria esta convocatoria, porque poner en marcha un protocolo de enfermedades no es tarea fácil, ni siquiera cuando se cuenta con apoyo. 

Obstáculos para una vigilancia adecuada

Dado el carácter crítico de un protocolo de vigilancia de enfermedades, cabe preguntarse por qué un país no dispone ya de uno. Además de la capacidad de los países para tomar muestras, realizar pruebas y comunicar los resultados, los diferentes tipos de muestreo para la vigilancia también requieren diversos niveles de esfuerzo y compromiso financiero.   

Por ejemplo, la vigilancia específica en la fauna silvestre requiere que se tomen muestras periódicas de las poblaciones animales. Esto puede llegar a ser costoso, ya que implica localizar y acceder regularmente a estos animales, tener un medio para atraparlos y tomar muestras de forma segura y enviarlas a un laboratorio. Los países con recursos limitados podrían dar prioridad a las enfermedades que sólo afectan a los humanos. Por otra parte, también existe la vigilancia pasiva, que si bien requiere capacidades de laboratorio similares, sólo toma muestras ad hoc de los animales que se encuentran inusualmente enfermos o muertos. Por lo tanto, es menos costosa y cubre una zona más amplia. 

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Los científicos e investigadores pueden colaborar con las comunidades analizando las piezas que capturan los cazadores. Esto ayuda a mantener la seguridad de la comunidad y también permite a los científicos acceder a los animales desde lugares de difícil acceso. Photo: © OMSA/J.F Largot

A pesar de esta complejidad, el proyecto EBO-SURSY alentó a los países a crear protocolos de vigilancia. Tras el éxito de los talleres regionales, se convocó a los participantes a que se llevaran a casa sus proyectos de protocolos sanitarios para compartirlos con sus Servicios Veterinarios nacionales.

Algunos países solicitaron entonces el apoyo de EBO-SURSY para organizar talleres a escala nacional. Dirigidos por los Servicios Veterinarios nacionales, perfeccionaron los protocolos con la participación de los sectores relevantes multisectoriales del país. Se necesitaron tres días para el desarrollo técnico de los protocolos y dos días para presentar los proyectos de planes a los ministerios nacionales. Los talleres permitieron a los países ampliar sus horizontes sanitarios para incluir tanto animales como medio ambiente en los planes nacionales, y se crearon redes personales y profesionales en todos los sectores de «Una sola salud».  

Aplicación con éxito de protocolos de vigilancia de enfermedades 

En el último año del proyecto EBO-SURSY, muchos países han alcanzado sus objetivos. Sierra Leona, la República del Congo y la República Centroafricana han puesto en marcha protocolos contra la fiebre del Valle del Rift. Costa de Marfil ya tiene uno para la fiebre de Lassa. Incluso en los países en los que no se adoptó un protocolo definitivo, se dieron pasos importantes en la reflexión crítica sobre el desarrollo de protocolos de enfermedades; estos borradores aún podrían aplicarse en el futuro.

En otros países, como Camerún, que ya contaban con un protocolo finalizado para las enfermedades zoonóticas, aprovecharon el apoyo de EBO-SURSY para profundizar en los planes existentes y reforzar la capacidad de los sectores relevantes en el sistema de vigilancia. Los Servicios Veterinarios nacionales de varios países adoptaron las herramientas de comunicación  de EBO-SURSY para sensibilizar a las comunidades. Al educar a sus poblaciones sobre estas enfermedades, los miembros de la comunidad pueden participar directamente en la vigilancia, señalando a las autoridades cuando se producen eventos inusuales de sanidad animal. 

El futuro de la sanidad de los animales, la salud los seres humanos e incluso el medio ambiente depende de este tipo de protocolos alineados con el principio de «Una sola salud». Cuando se ponen en marcha, pueden protegernos a todos al  poder señalar cambios en los patrones de enfermedades, nuevos brotes y, con suerte, evitar la muerte de personas y animales por igual. Aunque el proyecto EBO-SURSY llegará pronto a su fin, estos protocolos de vigilancia de enfermedades perdurarán y mejorarán la salud en los años venideros.