Últimamente, la viruela del mono se ha convertido en una de las principales noticias en el campo de la salud al haber afectado ya a más de 16 000 personas en al menos 75 países en el mundo. Al igual que muchas otras enfermedades, como la COVID-19 que afectó a 23 especies animales diferentes, existe la posibilidad de que esta enfermedad supere la barrera de las especies y haga un salto a los animales domésticos y silvestres, lo que supone un riesgo para la salud de todos. En la Organización Mundial de Sanidad Animal, nuestra misión es mejorar la sanidad animal en el mundo. Puesto que la viruela del mono nos pone en peligro a todos, debemos insistir en las razones y las precauciones necesarias para reducir el riesgo de transmisión a los animales.
Si bien el contacto entre humanos impulsa el brote actual de viruela del mono, se sabe que la enfermedad es de origen animal y que, por consiguiente, puede transmitirse a ciertas especies. Se han identificado varios mamíferos silvestres susceptibles al virus de la viruela del mono, como la ardilla africana (Funisciurus congicus), la ardilla de árbol, la rata de Gambia (Cricetomys gambianus), los lirones y los primates no humanos. Mientras que algunas de estas especies presentan signos y síntomas de la enfermedad, otras pueden no mostrar ningún signo externo o visible, lo que dificulta aún más la identificación de los eventos de contagio.
Recientemente, la viruela del mono se detectó en un perro muy probablemente como resultado de la transmisión de humano a animal tras un contacto directo y cercano con sus dueños que presentaban síntomas de la enfermedad. Este fue el primer caso documentado de transmisión del virus de humano a animal. Debemos mantenernos alertas. Si el virus se transmite de los humanos infectados a los animales, se podrían establecer nuevos reservorios animales y el virus podría volverse endémico en nuevas zonas geográficas, lo que aumentaría también la incidencia de riesgos futuros en términos de salud pública.
En coordinación con sus expertos, la Organización Mundial de Sanidad Animal sigue de cerca esta situación, ya que el aumento de la prevalencia en los seres humanos puede incrementar el riesgo de transmisión a los animales y, de esta forma, alterar la epidemiología de la enfermedad
Dra. Monique Eloit, directora general de la Organización Mundial de Sanidad Animal
Debemos investigar en detalle la posibilidad de transmisión del virus de los seres humanos a los animales, con vistas a medir las probabilidades de que esto ocurra. En las zonas donde suele existir una interacción estrecha con los animales, como los zoológicos, las instalaciones de rehabilitación de fauna silvestre, los caminos dedicados al senderismo o en los hogares cuando estamos acompañados por nuestras mascotas, existe la posibilidad de un salto del hombre a los animales. El virus de la viruela del mono penetra en el organismo a través de lesiones cutáneas (incluso las invisibles a simple vista), de las vías respiratorias o de las mucosas.
Por lo tanto, es imperativo tomar algunas precauciones muy sencillas. Por ejemplo, se ha de verificar que todos los residuos, incluidos los médicos, se eliminen de forma segura y que sean inaccesibles para los roedores u otros animales carroñeros. Si existe una sospecha o confirmación de infección por el virus de la viruela del mono, se deberá evitar todo contacto directo con animales, incluido el ganado, la fauna silvestre e incluso las mascotas.
Todos debemos ser prudentes: la viruela del mono ilustra una vez más la interconexión entre la salud humana y la sanidad animal. Sólo a través de una sólida colaboración entre los expertos de distintos sectores como la salud pública, los veterinarios y las autoridades dedicadas a la sanidad de la fauna silvestre podremos luchar contra esta enfermedad y garantizar un futuro seguro para todos.