La cowdriosis (también conocida como hidrocarditis) es una enfermedad de los rumiantes aguda, infecciosa, mortal, no contagiosa, transmitida por rickettsias , causada por Ehrlichia ruminantium (anteriormente Cowdria ruminantium) y transmitida por garrapatas Amblyomma. La enfermedad puede causar una alta mortalidad (hasta el 90%) en rumiantes domésticos susceptibles. Las cabras y las ovejas son más susceptibles que los bovinos, y las razas europeas suelen ser más susceptibles que las razas africanas autóctonas. En la mayoría de los casos, la cowdriosis es una enfermedad febril aguda, con un aumento repentino de la temperatura corporal, que puede superar los 41°C en los 1 ó 2 días siguientes a la aparición de la fiebre. A la fiebre le sigue la inapetencia, a veces la apatía, la diarrea, sobre todo en el ganado vacuno, y la disnea, que indica un edema pulmonar. Los signos neurológicos se desarrollan gradualmente. El animal está inquieto, camina en círculos, hace movimientos de succión y se mantiene rígido con temblores de los músculos superficiales. El ganado puede empujar la cabeza contra la pared o presentar un comportamiento agresivo o ansioso. Finalmente, el animal cae al suelo, pedaleando y mostrando opistótonos, nistagmo y movimientos de masticación. El animal suele morir durante o después de dicho ataque. Se dan formas clínicas agudas y subagudas de la enfermedad: en las primeras, hay una alta tasa de mortalidad sin muchas manifestaciones clínicas y, en las segundas, hay una mayor tasa de recuperación. Los animales recuperados se convierten en portadores de la infección. Algunos animales salvajes pueden desempeñar un papel de reservorio; el sambar de Java, el ciervo de cola blanca y la gacela saltarina son susceptibles a esta infección y pueden experimentar una elevada mortalidad. Existen vacunas experimentales, pero ninguna ha sido plenamente validada en condiciones de campo. Se ha sospechado Ehrlichia ruminantium en varios casos de encefalitis rápidamente mortales en humanos. Sin embargo, en todos los casos, las pruebas de la infección por E. ruminantium se basaron en la detección molecular. Es necesario aislar y caracterizar el agente infeccioso antes de poder considerar E. ruminantium como un patógeno emergente en especies distintas de los rumiantes y, especialmente, en el ser humano. Desde entonces, no se ha observado ningún otro caso clínico asociado a cowdriosis en humanos.
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