La enfermedad de Aujeszky, también conocida como pseudorabia, está causada por el herpesvirus porcino de tipo 1, miembro de la subfamilia Alphaherpesvirinae y de la familia Herpesviridae. El virus infecta el sistema nervioso central y otros órganos, como las vías respiratorias, de diversos mamíferos (como perros, gatos, ganado vacuno, ovejas, conejos, zorros, visones, etc.), excepto los humanos y los simios sin cola. Se asocia principalmente a los cerdos, el huésped natural, que permanecen infectados de forma latente tras la recuperación clínica (excepto los lechones de menos de 2 semanas de edad, que mueren de encefalitis). El cerdo es la única especie capaz de sobrevivir a una infección productiva y, por lo tanto, sirve de huésped reservorio. Los lechones jóvenes son muy susceptibles, con tasas de mortalidad que alcanzan el 100% durante las dos primeras semanas de vida. Estos animales muestran signos de hipertermia y graves trastornos neurológicos: temblores, falta de coordinación, ataxia, nistagmo a opistótonos y graves convulsiones de tipo epileptiforme. Cuando los cerdos tienen más de 2 meses, las formas respiratorias se vuelven predominantes con hipertermia, anorexia y signos respiratorios de leves a graves: rinitis con estornudos y secreciones nasales que pueden evolucionar a neumonía. Las cerdas y los verracos desarrollan principalmente signos respiratorios pero, en las cerdas gestantes, el virus puede atravesar la placenta, infectar y matar a los fetos, induciendo el aborto, la vuelta al celo o el nacimiento de fetos muertos. En las demás especies susceptibles, la enfermedad es mortal, siendo el signo predominante un prurito intenso que hace que el animal roa o se rasque una parte del cuerpo, generalmente la cabeza o los cuartos traseros, hasta provocar una gran destrucción de los tejidos. Se producen lesiones necróticas focales y encefalomielitis en el cerebro, el cerebelo, las suprarrenales y otras vísceras como los pulmones, el hígado o el bazo. En los fetos o en los lechones muy jóvenes, las manchas blancas en el hígado son muy indicativas de su infección por el virus. Las lesiones intranucleares se encuentran con frecuencia en varios tejidos. Las vacunas deberían impedir o al menos limitar la excreción del virus de los cerdos infectados. Las vacunas contra el virus de la enfermedad de Aujeszky vivas recombinantes derivadas del ADN con genes eliminados o con supresiones naturales carecen de una glucoproteína específica (gG, gE o gC), lo que permite el uso de pruebas de diagnóstico complementarias para diferenciar los anticuerpos vacunales de los resultantes de la infección natural.
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