El principal hospedador del virus del Nilo Occidental son las aves. Los mosquitos propagan el virus a otras aves y accesoriamente al ser humano y a los equinos. En el área de Camarga de Francia, la fiebre del Nilo Occidental reapareció en 2000 después de 35 años de ausencia. Ha afectado al hombre y a los caballos, y se ha detectado en aves silvestres y domésticas. La fiebre del Nilo Occidental se propagó por Norteamérica en menos de 10 años tras una primera detección en Nueva York en 1999. Es una enfermedad emergente típica. La mayor parte de infecciones del virus del Nilo Occidental no se acompañan de signos clínicos; sin embargo, la enfermedad es grave y causa la muerte de los caballos, las aves y el hombre.
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Fiebre del Nilo Occidental
- ¿Qué es la Fiebre del Nilo Occidental? Transmisión y propagación Riesgo para la salud pública
Signos clínicos Diagnóstico Prevención y control Distribución geográfica
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HECHOS CLAVE
- El principal hospedador del virus del Nilo Occidental son las aves. Los mosquitos propagan el virus a otras aves y accesoriamente al ser humano y a los equinos.
- En el área de Camarga de Francia, la fiebre del Nilo Occidental reapareció en 2000 después de 35 años de ausencia. Ha afectado al hombre y a los caballos, y se ha detectado en aves silvestres y domésticas.
- La fiebre del Nilo Occidental se propagó por Norteamérica en menos de 10 años tras una primera detección en Nueva York en 1999. Es una enfermedad emergente típica.
- La mayor parte de infecciones del virus del Nilo Occidental no se acompañan de signos clínicos; sin embargo, la enfermedad es grave y causa la muerte de los caballos, las aves y el hombre.
¿Qué es la fiebre del Nilo Occidental?
La fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad causada por el virus del Nilo Occidental, un flavivirus relacionado con los virus causantes de la encefalitis de St. Louis, la encefalitis japonesa y la fiebre amarilla. Provoca la enfermedad en el hombre, en los equinos y en unos pájaros. La mayor parte de individuos afectados presenta pocos signos clínicos, pero algunos desarrollan una enfermedad neurológica grave que puede ser fatal.
El virus del Nilo Occidental tiene una gama sumamente amplia de hospedadores. Se replica en las aves, reptiles, anfibios, mamíferos, mosquitos y garrapatas.
La fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad inscrita en el Código Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y es de declaración obligatoria a la OMSA.
Transmisión y propagación
Las aves son el reservorio del virus como se ha dicho. Cuando un mosquito pica un ave infectada, adquiere a su vez la infección y el virus ingerido a través de la sangre. Los mosquitos actúan entonces como portadores (vectores) propagando el virus de un ave a otra o a otros animales. De modo que se instala un ciclo de circulación del virus en las aves por medio de los mosquitos y que se amplifica cada vez. Algunas especies de aves son más sensibles que otras, especialmente la familia de cuervos (Corvidae). Como la muerte de los cuervos puede alertar de la presencia de la fiebre del Nilo Occidental, los programas de vigilancia suelen abarcar la detección de cuervos muertos.
La transmisión de la infección a otros animales (los caballos, por ejemplo, y también al hombre) es accesoria al ciclo en las aves, ya que la mayor parte de mamíferos no desarrolla suficientes virus en la sangre para propagar la enfermedad.
Riesgo para la salud pública
La fiebre del Nilo Occidental es una zoonosis (una enfermedad animal que afecta al hombre). El ser humano es sensible a la enfermedad, pero la mayoría de veces sin síntomas. Alrededor del 20% presenta síntomas similares a los de una gripe leve como fiebre, dolor de cabeza, eritemas. En raros casos, puede causar encefalitis. No obstante, menos del 1% de las personas infectadas desarrollará síntomas graves. En 2007 en los Estados Unidos, 121 personas fallecieron debido a la fiebre del Nilo Occidental.
Signos clínicos
La fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad que afecta principalmente a los humanos, a los equinos y a algunas aves.
En los equinos, los signos clínicos de la enfermedad neurológica causada por el virus del Nilo Occidental pueden incluir la pérdida de apetito, depresión, tropezones, contracción muscular, parálisis parcial, visión disminuida, presión de la cabeza, rechino de dientes, marcha confusa, convulsiones, vueltas en círculos e incapacidad para ingerir. La debilidad, usualmente en los miembros posteriores, a veces va seguida de parálisis. Puede ocurrir coma y muerte. Se ha observado también fiebre pero no en todos los casos.
Varias especies de aves son resistentes a la enfermedad. Las aves sensibles tales como los gansos presentan varios grados de implicación neurológica, desde una posición tumbada hasta la parálisis de patas y alas. Si se les molesta, no se mueven o no pueden hacerlo, carecen de coordinación. Se han registrado tasas de mortalidad de entre el 20 al 60% en los gansos.
No existen tratamientos específicos para la enfermedad, aparte de la terapia de apoyo. La mayor parte de animales o de personas afectadas se recuperan espontáneamente.
Diagnóstico
Los síntomas clínicos antes descritos son un indicio de la fiebre del Nilo Occidental. El diagnóstico se confirma mediante la detección de los anticuerpos en la sangre de los animales o de las personas infectados. Las recomendaciones de la OMSA se recogen en el Manual de las Pruebas de Diagnóstico y de las Vacunas para los Animales Terrestres de la OMSA.
Prevención y control
La fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad inscrita en la lista de la OMSA y cuya declaración es obligatoria para los países miembros.
Para prevenir la propagación de la enfermedad es esencial controlar la población de mosquitos. Asimismo, las personas deben evitar la exposición a los mosquitos, especialmente durante el crepúsculo y al alba cuando son más activos, utilizar pantallas y repelentes contra insectos, y limitar los lugares de reproducción de mosquitos.
Existe una vacuna para los equinos. En las áreas donde la enfermedad es común, la vacunación de los equinos no se considera eficaz. Las normas internacionales para el uso de la vacuna del Nilo Occidental figuran en el Manual de las Pruebas de Diagnóstico y de las Vacunas para los Animales Terrestres de la OMSA.
Los programas de vigilancia de las aves salvajes o de las aves centinela permiten a las autoridades competentes tomar las medidas apropiadas para proteger a los animales y al hombre. Como las aves de la familia de cuervos son muy sensibles, estos programas favorecen la notificación de los casos de cuervos muertos a fi n de realizar las pruebas de detección.
Distribución geográfica
El virus del Nilo Occidental fue aislado por primera vez en Uganda en 1937, y en 1951 fue descrito como causante de la epidemia de la fiebre del Nilo Occidental en el hombre en Israel. En la década del cincuenta, se describió claramente en Egipto el papel que desempeñan los mosquitos en la transmisión viral. Alrededor de la misma época, las aves salvajes fueron identificadas como el reservorio del virus. Varios años después se notificaron casos de la fiebre del Nilo Occidental en caballos. El virus fue asociado por primera vez con la enfermedad en la especie aviar doméstica en 1997, cuando algunas parvadas de jóvenes gansos en Israel fueron afectadas por una enfermedad que causaba la parálisis.
En agosto de 1999, la enfermedad apareció por primera vez en el Hemisferio Occidental, probablemente debido a la importación de un ave infectada, y causó la muerte de aves salvajes y aves de zoológico, de equinos y seres humanos en el área de la ciudad de Nueva York. En menos de 10 años se propagó a toda Norteamérica, incluido México y Canadá, y llegó a Sudamérica. Desde 1998, se han notificado focos de encefalitis equina debida al virus del Nilo Occidental en Italia, Francia y Norteamérica. Las encuestas en partes de Europa y Oriente Medio han mostrado que una tercera parte de los equinos sometidos a las pruebas de detección han estado expuestos al virus sin que hayan presentado la enfermedad clínica.