La laringotraqueítis infecciosa aviar es una enfermedad respiratoria causada por el alfaherpesvirus tipo 1 de las gallináceas. Es una enfermedad principalmente de los pollos, aunque también puede afectar a los faisanes, las perdices y los pavos reales. Clínicamente, la enfermedad puede aparecer en tres formas, a saber, hiperaguda, subaguda y crónica o leve. En la forma hiperaguda, el inicio de la enfermedad es repentino y se extiende rápidamente. La morbilidad es alta y la mortalidad puede superar el 50%. Algunas aves pueden morir en buenas condiciones antes de la aparición de los signos, que son característicos y comprenden dificultad para respirar con extensión del cuello y jadeo al intentar inhalar. También hay gorgoteo, traqueteo y tos cuando las aves intentan expulsar las obstrucciones en la tráquea. También puede observarse una conjuntivitis. Pueden toserse coágulos de sangre que se encuentran en el suelo y las paredes. En la forma subaguda, el inicio de la enfermedad es más lento y los signos respiratorios pueden prolongarse durante algunos días antes de que se produzca la muerte. La morbilidad es alta pero la mortalidad es menor que en la forma hiperaguda, entre el 10% y el 30%. La laringotraqueítis infecciosa aviar crónica o leve puede observarse entre los supervivientes de cualquiera de las formas anteriores de la enfermedad, aunque algunos brotes pueden ser totalmente leves. La incidencia de la laringotraqueítis infecciosa aviar crónica dentro de la parvada puede ser sólo del 1-2%. Los signos incluyen tos, secreciones nasales, oculares y orales, y reducción de la producción de huevos. Las vacunas contra la laringotraqueítis infecciosa aviar suelen prepararse a partir de virus vivos atenuados. Las vacunas disponibles en la actualidad ofrecen cierto grado de protección, pero no son ideales. No se conoce ningún riesgo de infección humana por el virus de la laringotraqueítis infecciosa aviar.
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