El término prurigo lumbar engloba dos entidades patológicas distintas: el prurigo lumbar clásico y el prurigo lumbar atípico. Ambas son enfermedades crónicas, neurodegenerativas y mortales del ganado ovino y caprino, y están causadas por agentes similares. Sin embargo, difieren en su presentación clínica, patogénesis, patología, propiedades bioquímicas y epidemiología. El prurigo lumbar clásico se caracteriza por alteraciones vacuolares en el sistema nervioso central (SNC). Se ha reconocido como un trastorno clínico desde hace más de 250 años, y se clasifica como una encefalopatía espongiforme transmisible (EET), o enfermedad causada por priones, definida por la acumulación en el SNC de una forma anómala de una glucoproteína de la membrana de la célula hospedadora (proteína del prión o PrP), denominada PrPSc. Los polimorfismos del gen de la PrP se asocian con una susceptibilidad al prurigo lumbar. La afección más recientemente identificada, conocida como prurigo lumbar atípico, tiene algunas características clínicas y patológicas similares al prurigo lumbar clásico, pero no se considera que se transmita en situaciones de campo. La epidemiología es compatible con un trastorno no contagioso que ocurre esporádicamente. El prurigo lumbar clásico puede transmitirse de la madre a la cría en el período comprendido entre el parto y el destete, y en el útero. También puede transmitirse horizontalmente a ovejas o cabras no emparentadas. El material infeccioso puede persistir durante varios años en los pastos y en las instalaciones. Las membranas fetales son una fuente de infección, y la leche de los animales clínicamente afectados puede transmitir la enfermedad. El tiempo de incubación entre la infección primaria y la enfermedad clínica suele ser superior a un año y a veces puede superar el periodo de vida comercial del animal. La mayoría de los casos se producen entre los 2 y los 5 años de edad. La enfermedad clínica sólo se desarrolla si el agente entra en el SNC. El prurigo lumbar atípico, cuando se presenta clínicamente, se registra sobre todo en animales de edad avanzada, y se produce con una distribución geográfica que sugiere una enfermedad espontánea, aunque se ha transmitido experimentalmente. No hay vacunas disponibles. No hay pruebas de una relación causal entre el prurigo lumbar clásico o atípico y las EET humanas.
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