A pedido de más de 90 Países miembros, en su mayoría en vías de desarrollo o economías en transición, situados en todas las regiones del mundo, la OIE ha procedido a la evaluación independiente de sus sistemas nacionales de sanidad animal. Para ello, ha utilizado su herramienta PVS (Evaluación de las Prestaciones de los Servicios Veterinarios), que propone 40 criterios, con 5 niveles de calidad cada uno.
El resultado de estas evaluaciones pone de manifiesto desde ya una diversidad de situaciones de no conformidad con las normas internacionales de calidad de la OIE en los países visitados. No obstante, el sentimiento global que prevalece con más frecuencia es la diferencia entre el contenido de la enseñanza veterinaria existente en muchos países y las necesidades de dichos países en términos de capacidades de los Servicios Veterinarios en los ámbitos de vigilancia de las enfermedades animales, zoonosis incluidas, detección precoz y respuesta rápida a los brotes de enfermedades contagiosas. Las necesidades a menudo insatisfechas se refieren también a la inspección de la seguridad sanitaria de los alimentos, el bienestar animal y la preservación del medio ambiente. Asimismo, se desea que la excelencia técnica de los veterinarios implicados en los sistemas nacionales de sanidad animal se acompañe de una cultura general que les permita comprender los mecanismos de gobernanza nacionales (legislación, cadena de mando, presupuesto, comunicación) e internacionales (organizaciones, normas internacionales). Además, en frente de las amenazas acrescentes que representan las zoonosis, es preciso asegurar que los veterinarios desarrollen un papel líder en las estrategias de control en colaboración con todos los sectores pertinentes, en particular con el mundo medical.
Los Servicios Veterinarios abarcan, según la definición de la OIE, los componentes públicos y privados de los sistemas nacionales de sanidad animal, o sea que estas exigencias de carácter mundial atañen al conjunto de la profesión veterinaria.
Las evaluaciones realizadas sacan a relucir también las necesidades considerables de formación continua para adaptar constantemente los conocimientos de los actores a todas estas nuevas necesidades.
Convendrá pues velar, a nivel mundial, por que la formación inicial y continua impartida a todos los veterinarios incluya programas que satisfagan las necesidades de la sociedad en su conjunto, en vez de basarse exclusivamente en la demanda puntual del mercado de trabajo, variable de un momento a otro y de un país a otro.
A fin de aportar su contribución en torno a esta importante cuestión, la OIE ha decidido invitar del 12 al 14 de octubre de 2009 a todos los decanos de las universidades o escuelas veterinarias en actividad en el mundo (cuyo número se estima en alrededor de 500), así como a los responsables institucionales encargados de los programas académicos veterinarios en los Países y Territorios Miembros para debatir estos temas y concertarse sobre un plan de estudios mínimo para todos los veterinarios sea cual sea el establecimiento en el mundo que le imparta la formación inicial. Efectivamente, es importante alcanzar un consenso global sobre los medios a utilizar para poner fin a la obtención de títulos veterinarios desvalorizados en ciertos países y velar por que dicha obtención de títulos sea vinculada a una preparación de alto nivel que corresponda a las necesidades de la sociedad. También serán bienvenidos a esta Conferencia los representantes de los diferentes beneficiarios directos de los programas de sanidad y de bienestar animal (criadores, transformadores, consumidores, otros organismos no gubernamentales).
En la Conferencia se abordarán igualmente los diferentes mecanismos que permiten controlar el contenido y la calidad de las formaciones para iniciar la reflexión sobre las recomendaciones globales para el futuro.
Cabe señalar que los colegios veterinarios nacionales ya son considerados por las normas de la OIE como las instituciones encargadas de garantizar la implicación y la calidad apropiadas de los veterinarios y de los paraprofesionales en los sistemas nacionales de sanidad animal. Este papel esencial se evocará y explicará durante la Conferencia, pero esperamos que esta Conferencia conducirá a la expresión de una voluntad común de continuar trabajando sobre un auténtico mecanismo global que permita estimular y enmarcar a nivel mundial la exhaustividad y la calidad de los programas de formación inicial y continua en veterinaria, en particular para preparar mejor a todos los países del mundo ante los riesgos sanitarios emergentes que debemos enfrentar.
¡Esperamos una numerosa participación!