La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) publicaron directrices actualizadas sobre la vigilancia de enfermedades, agentes patógenos y agentes tóxicos en los animales silvestres en libertad. Dichas directrices están destinadas a las autoridades responsables de la fauna silvestre y a quienes trabajan en este sector, además de brindar un marco destinado a facilitar la comprensión y la mitigación de los riesgos asociados a las enfermedades de la fauna silvestre y sus consecuencias sobre en la salud humana.
Implementar un sistema de vigilancia de la fauna silvestre para proteger la biodiversidad
Más del 60 % de los agentes patógenos que afectan al ser humano tienen carácter zoonótico, es decir, que pueden transmitirse de los animales a los humanos. Mientras que la vigilancia de los animales domésticos se lleva a cabo de forma exhaustiva, la vigilancia de la fauna silvestre es limitada por el momento. La Lista Roja de Especies Amenazadas de la IUCN reconoce las enfermedades como una amenaza importante para la supervivencia de las especies.
Además, la superposición de factores como la pérdida de biodiversidad, la degradación de los ecosistemas y las enfermedades infecciosas emergentes aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades, por lo que es fundamental implementar una vigilancia integral de la fauna silvestre. El Plan de acción conjunto «Una sola salud», elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la OMSA, hace hincapié en la importancia de proteger y restaurar la biodiversidad, prevenir la degradación de los ecosistemas y apoyar la salud de las personas, los animales, las plantas y los ecosistemas.
Establecer una vigilancia integral: más allá de la mera recolección de muestras
Una vigilancia eficaz no sólo implica recolectar muestras o realizar pruebas de laboratorio, sino que requiere además una verdadera planificación que garantice que los beneficios superan a los costos y que se cumplen todas las etapas del proceso. Existen diferentes tipos de vigilancia en función de las necesidades: la vigilancia activa (recopilación sistemática de datos), la vigilancia pasiva (notificación de casos de enfermedad), la vigilancia basada en eventos (detección rápida de eventos inusuales) y la centinela (seguimiento de especies específicas). Dada su capacidad única para detectar los cambios en la sanidad de la fauna silvestre, los guardabosques, los cazadores, las comunidades locales o los pueblos indígenas desempeñan un papel crucial en este ámbito.
Sólo el personal autorizado, formado y cualificado debe recolectar las muestras biológicas, con el fin de respetar las normas éticas y poder gestionar posibles riesgos de transmisión de patógenos. Una comunicación eficaz es crucial para evitar acciones potencialmente perjudiciales, como la matanza innecesaria de animales silvestres o la destrucción de sus hábitats en base a temores infundados. La coordinación entre los sectores relevantes garantiza que las acciones se basen en evidencias y que se eviten daños ecológicos a largo plazo.
Implementar programas eficaces: de la planificación a la acción
Estas directrices -actualizadas por primera vez en 2015- ofrecen una hoja de ruta que permite diseñar programas de vigilancia eficaces, incluyendo la definición de objetivos claros, la participación de los sectores pertinentes, la elección de estrategias adecuadas y el desarrollo de presupuestos rentables. Los protocolos de seguridad y bioseguridad son esenciales a la hora de proteger a las personas y los animales, mientras que el cumplimiento ético y legal garantiza el respeto de las costumbres locales, las autorizaciones necesarias y el bienestar de los animales.
Los programas de vigilancia deben estar armonizados con las estrategias nacionales y las obligaciones internacionales, y los territorios y Miembros de la OMSA deben notificar toda aparición de las enfermedades de la Lista de la OMSA, así como de las enfermedades emergentes. Al integrar la vigilancia en el marco de un enfoque
«Una sola salud», es posible mejorar nuestra comprensión de los patrones epidemiológicos y tomar medidas proactivas para salvaguardar nuestro futuro común. Las «Directrices generales para la vigilancia de enfermedades, agentes patógenos y agentes tóxicos en la fauna silvestre en libertad» brindan las herramientas y los conocimientos necesarios para explorar el complejo panorama de la vigilancia de las enfermedades de la fauna silvestre.